ENVIADOS A SU MISIÓN
Mateo 10: 16
Todos los que hemos creído en Jesucristo y hemos recibido la salvación tenemos una misión. Es la preciosa misión de continuar con su obra. Es llevar a otros el evangelio del reino de Dios. Y es el mismo Señor quien nos envía.
Por causa de nuestra fe en el Salvador Jesucristo y por causa de predicar el evangelio de salvación de Jesucristo encontraremos en la gente fe y oposición. La palabra del Señor Jesucristo la guardaron y la nuestra la guardarán (Juan 15: 20), así que encontraremos gente que creerán. Pero también hay quienes no creerán, se opondrán e incluso pelearán contra nosotros por causa de nuestra fe.
Jesús nos enseña que demos testimonio de él de forma sabia, comportándonos con sencillez y siendo prudentes en nuestras expresiones. Confiados en que el Señor siempre nos guiará y nos proveerá de lo que necesitemos para llevar a cabo la misión.
Llevémosle a la gente el mensaje del evangelio y también oremos por sus necesidades esperando la ayuda poderosa del Señor en respuesta a la oración de fe, así tendrán un poderoso testimonio de la verdad de Jesucristo.
Confiemos en el Espíritu Santo que nos ayudará a hablar del Salvador y glorificará al Señor. Sí, el Espíritu Santo es fiel y nos acompaña y no nos desampara en la tarea que nos ha sido encomendada. Confiemos en que quien ama de verdad a todas las personas y el más interesado en salvar es Dios.
No nos desanimemos, pues, en la tarea de anunciar el evangelio. Perseveremos en nuestra fe y no nos dejemos desanimar por lo grande de la tarea o por los que se oponen. Tampoco permitamos que nada nos distraiga y dejemos la tarea sin hacer. La recompensa es saber que muchos serán salvos al creer el evangelio. La recompensa es saber que nosotros hemos sido sus discípulos y hemos servido al Maestro.