PUESTOS LOS OJOS EN JESÚS PARA NO SER ENGAÑADOS

2ª Juan 7-9 
“7 Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo. 
8 Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo. 
9 Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ese sí tiene al Padre y al Hijo.”

El ser humano tiene vida natural y por medio de la fe en Jesucristo recibe vida espiritual. De la misma manera que toda persona tiene que alimentar su vida natural, el que ha recibido la nueva vida espiritual que viene de Dios también tiene que alimentar esta vida espiritual.

El alimento de la vida natural es por excelencia el pan, en otras culturas quizás el arroz. El alimento de la vida espiritual de la persona que ha sido salvada por Jesucristo es y será siempre la Palabra de Dios. Mateo 4: 4. Es por la Palabra de Dios que la nueva persona, creada por medio de haber sido salvada por Jesucristo, puede seguir viva en Dios. Sin Palabra de Dios no hay vida en Dios porque sin Palabra no se tiene a Jesucristo. Y sin Palabra de Dios no hay verdadera y correcta relación con Dios porque sin Palabra no se tiene al Padre.

Sin Palabra de Dios la vida espiritual que construimos podrá ser afectada por cualquier circunstancia adversa y por cualquier ataque en contra. De que vivamos estas adversidades se encarga la vida misma, que por causa del pecado está sujeta a maldición, a sufrimiento. Es por la Palabra de Dios que tenemos un fundamento firme y eterno, y fundamentados y edificando en la Palabra nuestra vida no irá a la ruina. Pero de que recibamos ataques se encargará el enemigo y aquellos a los que el enemigo engaña y usa para atacar a otros y sacarlos de su fundamento de la Verdad. Sin Palabra de Dios podemos ser engañados con cualquier falsa doctrina. Especialmente el diablo querrá, e intentará por todos los medios, engañarnos. Porque el enemigo de nuestra salvación sabe que sin alimentarnos de la sana Palabra de Dios, o alimentándonos de la Palabra mezclada con falsas enseñanzas, moriremos espiritualmente.

La Iglesia siempre ha recibido ataques en contra del Único Fundamento que es Jesucristo, la Verdad; pero en estos últimos tiempos los ataques se multiplican en número y en forma, 1ª Timoteo 4 y 2ª Timoteo 3; 1ª Juan 2: 18-29; Judas. Debemos de prestar atención a la enseñanza de la Palabra cuando nos dice que parte de estos engañadores han salido de nosotros, es decir son creyentes (o aparentaban ser creyentes) que ya han sido engañados y ahora son usados para engañar, 1ª Juan 2: 19. Por tanto no debemos tomar a la ligera cualquier enseñanza que recibimos sino debemos confrontarla con la Palabra de Dios y someterla al escrutinio de hermanos piadosos, que no es lo mismo que tengan “apariencia de piedad” 2ª Timoteo 3: 5. El fruto de nuestra fe, esfuerzo y perseverancia es la salvación, comunión con Dios y la vida abundante, y el completo galardón será la eternidad en su presencia. El apóstol Juan nos exhorta a no perder esto y por tanto nos insta a perseverar en la fe y práctica de la Palabra de Dios.

1ª Juan 2: 20, 27; Juan 16: 13. Estas palabras nos enseñan que debemos de unir la oración con la meditación en la Palabra. No debemos de orar sin meditar en la Palabra y no debemos de meditar en la Palabra sin orar.

Por la Palabra de Dios, la guía del Espíritu Santo y los dones dados por Jesucristo a la Iglesia (ministerios) no seremos llevados por cualquier falsa enseñanza, Efesios 4: 11-16.

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